VIÑA POMAL PERDURA EN LA SAGA FAMILIAR –Un clásico imprescindible en una familia de emprendedores.–

Hacía tiempo que el caserío estaba en venta. Seis años, por lo menos, sin que nadie se interesara por él. Alicia y Alberto, que trabajaban en el restaurante familiar, habían hablado alguna vez acerca de la posibilidad de comprarlo, pero nunca en firme. Una mañana, Alberto le comunicó a su mujer que estaba decidido a dar el paso. Había llegado la hora de abrir algo propio. Y así fue como nació Asador Mugarri, construido sobre los cimientos de un antiguo caserío que tuvieron que derruir por su mal estado. De eso hace ya más de veinte años y los mariscos vivos de Mugarri —bogavantes, nécoras, almejas, etc.— y sus pescados a la parrilla siguen siendo hoy tan apreciados y valorados como el primer día. Sin embargo, hay algo más antiguo que el restaurante, y es uno de sus vinos: Viña Pomal. Ya con anterioridad a la apertura del asador, el vino riojano había sido un clásico imprescindible en el restaurante familiar, aquel en el que Alberto y Alicia se conocieron cuando eran solo unos adolescentes. Cuenta entre risas Alicia que más le hubiera valido casarse con un cliente, pues casándose con el jefe, ¡éste la puso a trabajar!

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