GUERRA CIVIL EN EL COMEDOR –Ambos bandos necesitaban comer a la misma hora.–

Los novios estaban felices tras haberse casado y la familia lo celebraba por todo lo alto en el Bar Martínez, en Ordicia, ajenos todos ellos por unos momentos de la contienda que se vivía en el exterior. La Guerra Civil estaba en pleno apogeo y los combatientes también tenían que comer. En pleno banquete, un militar de uno de los bandos se presentó en el comedor y anunció que en una o dos horas llegaría todo un batallón hambriento, por lo que exigía que se pusiera fin a la celebración. Los contrayentes y sus familiares continuaron comiendo lo más rápido posible, si bien poco después entró un combatiente del otro bando de la guerra asegurando que debían desalojar el lugar, porque en una o dos horas vendría todo un batallón a almorzar. El pánico se apoderó de los dueños de esta antigua fonda, creada en 1890, ya que no sabían cómo evitar el enfrentamiento que se avecinaba en su propia casa. La suerte corrió de su lado, porque en el fragor de la batalla, uno de los bandos expulsó al otro de Ordicia, por lo que finalmente no coincidieron en el comedor. Para celebrarlo, los militares vencedores comieron copiosamente y se bebieron media bodega, incluidas varias botellas de Viña Pomal. Lo que no hicieron fue pagar. Cualquiera les reclamaba nada.

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