UNA DE MELOCOTONES EN ALMÍBAR PARA FRANK O. GEHRY –Quién le iba a decir a uno de los más célebres arquitectos del mundo que cuatro latas de fruta en conserva mal puestas iban a fascinarle tanto.–

Nacida a principios de siglo como tienda de ultramarinos, Casa Rufo funcionó como tal hasta mitad de los años noventa, cuando la consolidación de las grandes cadenas de supermercados y el consiguiente declive del pequeño comercio hizo que José Luis, el propietario, se replanteara transformar su negocio. Así fue cómo surgió la actual Casa Rufo, lugar donde lo mismo se pueden comprar unos exquisitos ahumados, que disfrutar a mesa y mantel del mejor chuletón gallego a la brasa. Y fue degustando esos manjares como Frank O. Gehry, en aquella época un asiduo en Casa Rufo ya que supervisaba la construcción del Guggenheim, se topó con unos melocotones en almíbar en los bajos de una mesa. Los regates y curvaturas de sus famosos edificios quedaron en nada cuando descubrió que aquella pequeña mesa del local reposaba encima de cuatro latas de melocotón en almíbar para igualarla, en altura, al resto de tableros del local. Gehry llegó a decir que esa arquitectura casera le pareció uno de los mejores esbozos que había visto jamás, además de hacerle carcajear durante un buen rato.

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