UN CUMPLEAÑOS RUSO INTERMINABLE –Botellas de vino y chistes hasta el amanecer.–

El maestro ruso Valery Gérgiev llegó muy tarde al restaurante Etxanobe, tras dirigir su obra Khovantschina, que se convirtió en la primera ópera representada en el Palacio Euskalduna de Bilbao. No era una jornada cualquiera, sino el 2 de mayo de 1999, día en el que Gérgiev celebraba su cuadragésimosexto cumpleaños. Llegó acompañado de diez personas y la cena concluyó a las dos y media de la madrugada. Cuando los camareros ya miraban impacientes el reloj, para Gérgiev la fiesta no hacía más que comenzar. Quiso celebrarlo a la rusa, invitando a una botella de vino a cada uno de sus acompañantes, que debían elegir cuál querían. Mientras se las bebían, iban contando chistes y así comenzó una fiesta sin fin en la que se bebieron once botellas de vino, entre ellas, un Magnum Viña Pomal Reserva. Seis horas estuvieron bebiendo sin parar, y no fue hasta las nueve de la mañana que decidieron abandonar el establecimiento, cuyo responsable, Juan Etxanobe, llegó a pensar que no terminarían nunca.

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