QUE SIGA LA FIESTA PERO… SIN LOS NOVIOS –Las jaquecas pueden jugar malas pasadas cuando menos te lo esperas.–

En una boda, los protagonistas indiscutibles son los novios y en esta, que se celebró hace cinco años en el Restaurante Marina Berri, de Zumaya, también lo fueron, pero por su ausencia. El dueño de este establecimiento, Mikel Bermejo, estaba afanado en la cocina, cuando su mujer, que era la camarera, le pidió que no sacara el solomillo porque los novios se habían ido. No le dio más importancia, al creer que se habían ausentado por unos minutos para ir al baño. Así que esperó para sacar este plato al resto de invitados. Transcurridos diez minutos, volvió a preguntar por los contrayentes y su mujer le informó que los novios habían abandonado el banquete, después de que la novia sufriese una dolorosa jaqueca. Sin saber qué hacer, continuó sirviendo los platos a los ciento cincuenta invitados que no tenían ninguna intención de irse sin comer. La duda llegó en el momento del postre, cuando finalmente no se sirvió la tarta nupcial, sino unos dulces. Tras la comida, los invitados tenían ganas de marcha, pese a la ausencia de la pareja, así que se puso la música a tope y todos comenzaron a bailar, ajenos al sufrimiento de los novios. No estaban lejos, dado que su vivienda está situada a escasos quinientos metros del restaurante, desde donde podían escuchar la música y la juerga de la celebración de su propia boda. Ese día, sin embargo, la novia no estaba para mucho baile, aunque quién sabe si en alguna ocasión retomará la celebración desde donde la dejó.

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