UN APELLIDO FAMOSO –Queriendo ser empresario taurino, acabó poniendo su apellido a una chuleta.–

Todos comemos con independencia de nuestras tendencias políticas. En el restaurante Villagodio bien lo saben porque está junto al Congreso de los Diputados. Y no hay doctrina que se resista cuando se trata de carne asada. Un “Villagodio” es un chuletón superlativo. Y se llama así porque hace mucho tiempo, en Bilbao, un marqués se quiso meter a empresario taurino pero tuvo la mala suerte de que sus reses resultaron tener la bravura de un caniche. Así que no pudo triunfar en el mundo de los toros, aunque sí lo hizo en el terreno culinario ya que los novillos fueron sacrificados y vendidos como carne. El marqués pasó a la historia ligando su apellido, Villagodio, con una chuleta enorme. La misma que ahora alimenta a los miembros del Congreso.

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